Como suele ser común en los españoles, no nos damos cuenta de la valía de alguien hasta que muere. Nos dan vidilla los obituarios. Ahora se me antoja CNN+ como uno de esos medios de los que ya no quedan. Un medio con una gran valía periodística; un medio que sin ser heroico aún honraba magistralmente a la profesión de la mejor forma posible: practicando un buen periodismo. Hoy día deshonor es lo menos ofensivo dentro de lo certero que se le puede achacar a los medios de comunicación. Desde ahí se abre un vasto campo para un rosario de etiquetas que rozan –o clavan- el insulto.
No me es común un discurso tan negativo. No suelo manejar en mis reflexiones la variable catastrofista. Pero hay momentos en que la sangre hierve por moral y el estómago avisa por lo material. Estamos ante una caída de nuestros referentes, los últimos que van quedando. Estamos ante una prostitución de nuestra profesión que nunca se ha reducido a lo laboral si se ha entendido bien. El periodismo agoniza tras ser continuamente violado. Y lo peor es que su voz no chilla. Callamos.
Una facultad de periodismo que paraliza las clases para facilitar el buen uso de las asambleas, voz de los alumnos, y a la que van cuatro gatos, con la literalidad solo rota por la metáfora con los felinos. Una situación insostenible e inviable con pilares hechos de la misma piedra: falta de compromiso.
No me acerco a posturas revolucionarias, pero cada vez dan más ganas de atender unas llamadas a la coherencia y al compromiso que brotan como pequeñas epifanías. Soltar la mochila, echar a un lado la estructura metálica que se cree arte de la entrada de la facultad, montarse en el atril y gritar a todo el que pase que somos unos gilipollas. No entiendo cómo podemos ser tan inmaduros y faltos de sentido. Cómo podemos insultar y acribillar de esta forma el sentido de UNIVERSITARIO. Cómo nos conformamos con estar en un ciclo formativo de cinco años para utilizar la facultad y aprobar asignaturas. Cómo podemos -los que queríamos ser trabajadores por la libertad y la igualdad, que no se pueden dar sin información veraz- callar y tragar.
Mi postura de años atrás me impide utilizar el término dictadura para la situación en la que vivimos. Pero el camino está marcado y no nos podemos salir de los límites. Las naciones no tienen soberanía más que la permitida y las políticas –lejos del gobierno de la polis, lejos de su capacidad para liberar a los ciudadanos- están preconcebidas. Los demás instrumentos carecen de potencial; no por ellos mismos, sino porque no hay quien los potencie. Nos han atontado.
Me sorprendo. Me tacharía yo mismo de radical y catastrofista. Pero no es viable. Es homicida. Algo hay que hacer.
De todas formas, los obituarios –al menos los latinos- siempre exageran el objeto de su discurso. No todos son momentos históricos por muy épico que se pregonen. Esto puede ser sólo una pequeña anécdota. A rey muerto, rey puesto. La emisión que ahora ocupa la frecuencia de CNN+ es Gran Hermano 24 horas.